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Eclíptica Solar

Tania Ximena.

En la totalidad siempre que se mire bien, no hay nadie (1). Estos tiempos pandémicos parecen haber homogeneizado miedos colectivos pero en realidad cada uno tenemos nuestro propio vértigo. Tania Ximena (Hidalgo, MX _ 1985) ha encontrado en las prácticas de los tiemperos o graniceros, “aquellos que vencen al granizo”, un asunto vital propio, un cierto modo de vida que detiene su vértigo particular.

Los tiemperos se encargan de negociar el gasto y distribución de la energía -el agua- de un ecosistema para asegurar la supervivencia del ciclo de cosecha. Tal hazaña siempre es colectiva. El de los tiemperos, es un sistema cognitivo milenario, sincrético, comunitario y situado. A la vez, se expande a otras dimensiones temporales y espaciales cuando apela a los duendes y espíritus de los tiemperos que los antecedieron y que habitan el Tlalocan, desde donde continúan sirviendo a los vientos y a la comunidad. Establecen una relación cuerpo a cuerpo con el paisaje. Aunque hereden sus conocimientos, cada tiempero desarrolla, en la praxis, su propia gramática conformada por colores, tonos, texturas, efectos en sus huesos y cuerpos, intensidades, velocidades, olores y comportamiento de seres y elementos tales como: nubes, arcoiris, el sol, los vientos, las flores, el rayo, el relámpago, los remolinos y los animales. Con éste lenguaje pueden predecir el clima y, cuando es necesario, actuar para cambiarlo a través de rituales. El don es recibido al ser golpeados por un rayo, por una enfermedad o a través de sus sueños.

No sabemos si la Volcana ha llamado a Tania Ximena, pero no hay duda de que le ha susurrado en sueños. Proust decía que un mal soñador es aquél que no va a ver si el color que ha soñado está realmente ahí (2). Ximena lleva años subiendo a la Iztacihuatl a comprobar si sus colores están ahí. No lo hace sola. Su guía es Gerardo, un tiempero joven pero con mucha experiencia, y el grupo de mujeres y hombres que está formando en su oficio. Es dificil saber si Ximena esta ahí en calidad de aprendiz, antropóloga, artista, todas juntas o todo lo contrario, pero lleva ahí un tiempo.

Eclíptica solar es la primera pieza nacida de ese estar ahí. Está hecha con semillas recolectadas en la zona -maíz rojo, blanco y azul, frijol, lenteja, trigo, alpiste y pepita- y se inspira en una técnica utilizada en las fiestas de las Mayordomías. El mural y las pinturas nos comparten las coordenadas de ese estar ahí. Precisamente muestra el movimiento aparente del sol durante un año, observado desde el poblado de Amecameca al pie de los volcanes Iztaccihuatl y Popocatepetl.

No encontrarán aquí el diagrama que revela la fórmula para una mejor forma de vida. Como la mayoría de las cosas en la naturaleza, la práctica de los tiemperos no es escalable. La escalabilidad -la habilidad de reproducir un sistema sin reconocer la diversidad de cada encuentro- es una de las estrategias más violentas del “progreso humano” y debemos concentrarnos en desaprenderla. Mejor aceptemos la invitación de Ximena para compartir la vista desde la casa en donde se imagina vivir y si tenemos suerte, nos tocará uno de esos días en el que los volcanes se asoman por la puerta de galería.

Texto: Alejandra Labastida

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(1) Deleuze, Gilles, En medio de Spinoza, Ed. Cactus, Buenos Aires, 2003, p. 9
(2) https://www.youtube.com/watch?v=ZDLpPIWP60o Abecedario de GILLES DELEUZE: V como Viajes

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Vista 360 de la exposición (Tonal.MX)










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